Seis meses pasaron luego de la recordada final de campeonato en que Boca perdió, frente a Estudiantes de la Plata, la oportunidad de conseguir por primera vez en su historia un tricampeonato. Seis meses mas una Copa Libertadores después, y todavía El Bigotón Lavolpe sigue siendo el árbol preferido del periodismo para conseguir su propia leña.
Para muchos Boca Juniors hoy le dedica éste último logro sudamericano a Lavolpe más que a nadie. Se lo resfriega como si fuese una revancha contra su ex técnico, como si fuera EL enemigo. Se lo quiere destruir, hacerle daño, molestar, adjudicarle el mote de "perdedor" por no salir campeón con Boca luego del exitosísimo ciclo de Basile.
¿Con qué necesidad se dedican a golpear de manera tan cruel y gratuita a una persona que simplemente realiza su trabajo apoyado en sus convicciones? Convicciones que por si vale la pena aclarar, nada tienen que ver con la violencia, ni los negocios turbios que de tanto en tanto solemos ver por el futbol argentino.
Seguramente podremos coincidir con que Lavolpe es un poco (o demasiado) hosco, gruñón o calentón. Quizá se lo puede juzgar de caprichoso al menospreciar el uso del enganche en el armado del equipo (al igual que Bielsa), pero también es cierto que tal vez equivocado, es un técnico que habla de futbol, que manifiesta sus impresiones, sus razonamientos y sus argumentos, y los defiende porque los considera legítimos. Entonces Ricardo, yo te banco.
