Como siempre sucede, después de todo Boca - River, aparecen rebotes polémicos que mantienen vivo el clima del Superclásico, al menos por unos días. Esta vez las chicanas giraron en torno a dos temas: a quién le corresponde la paternidad, y si es digno festejar un empate en este tipo de partido.
Dado que sobre el primer tema no hace falta aclarar nada, es más oportuno hablar del otro punto en cuestión.
Fué el triste técnico de River quien tiró la primera piedra, acusando a los xeneizes de "equipo chico" por la manera en que festejaban el empate sobre la hora. En aquella oportunidad, Boca perdía de local por la mínima diferencia, pero con 2 jugadores menos producto de sendas expulsiones. Faltando menos de 10 minutos para el final, Basile -DT boquense- mandó a la cancha al "Melli" Guillermo Barros Schelotto. Éste, máximo idolo de Boca de los últimos años y temible verdugo de River, tuvo la astucia para provocar en tan poco tiempo una expulsión rival y un penal a favor. Palermo se paró a 11 pasos y selló el empate.
La Bombonera tembló a puro grito y desahogo, y no era para menos. Cómo no festejar un resultado obtenido en aquel contexto, ante situación tan desfavorable??? Acaso uno no festeja los penales que el rival falla ante el propio arco??? O más aún, acaso la gran mayoría de los hinchas no festejan los goles en contra de su histórico rival juegue éste contra quien juegue??? Acaso los hinchas de River no se compraron las camisetas del Palmeiras, el Real Madrid y el Milan anticipando sus deseos de derrota en las finales internacionales disputadas por Boca???
Es válido como chicana, como provocación o como excusa al quedarse con las ganas de haber tenido la victoria en las manos, y finalmente tener que compartir los puntos. Pero lo cierto es que cuando la sensación de amargura queda en el cuerpo ajeno, es imposible que uno se reprima festejar. Seguramente Passarella, después del baile que sufrió en el primer tiempo del último domingo, lo habrá sabido entender.
Dado que sobre el primer tema no hace falta aclarar nada, es más oportuno hablar del otro punto en cuestión.
Fué el triste técnico de River quien tiró la primera piedra, acusando a los xeneizes de "equipo chico" por la manera en que festejaban el empate sobre la hora. En aquella oportunidad, Boca perdía de local por la mínima diferencia, pero con 2 jugadores menos producto de sendas expulsiones. Faltando menos de 10 minutos para el final, Basile -DT boquense- mandó a la cancha al "Melli" Guillermo Barros Schelotto. Éste, máximo idolo de Boca de los últimos años y temible verdugo de River, tuvo la astucia para provocar en tan poco tiempo una expulsión rival y un penal a favor. Palermo se paró a 11 pasos y selló el empate.
La Bombonera tembló a puro grito y desahogo, y no era para menos. Cómo no festejar un resultado obtenido en aquel contexto, ante situación tan desfavorable??? Acaso uno no festeja los penales que el rival falla ante el propio arco??? O más aún, acaso la gran mayoría de los hinchas no festejan los goles en contra de su histórico rival juegue éste contra quien juegue??? Acaso los hinchas de River no se compraron las camisetas del Palmeiras, el Real Madrid y el Milan anticipando sus deseos de derrota en las finales internacionales disputadas por Boca???
Es válido como chicana, como provocación o como excusa al quedarse con las ganas de haber tenido la victoria en las manos, y finalmente tener que compartir los puntos. Pero lo cierto es que cuando la sensación de amargura queda en el cuerpo ajeno, es imposible que uno se reprima festejar. Seguramente Passarella, después del baile que sufrió en el primer tiempo del último domingo, lo habrá sabido entender.
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