lunes, enero 29, 2007

Hagan sus apuestas...


No, nada de sorpresa. Se suponía. Y él mismo fue quién se encargó de confirmarlo. El suizo de 25 años acaba de sumar a su palmarés un nuevo título de Grand Slam. El tercero en Australia, el décimo en total.
Por si fuera poco, está a 1 mes de batir el record de permanencia en el puesto Nº1 del ranking mundial, que por los pocos días que restan lo podrá seguir disfrutando Jimmy Connors.
Es tan asombroso su andar exitoso en el circuito profesional, que invita a sospechar del grado de rivalidad al cual se mide. En los últimos tiempos le han querido disputar el trono Andy Roddick, Marat Safin, Andre Agassi, Rafa Nadal, Lleyton Hewitt y David Nalbandian, entre otros. Todos han muerto y vuelto a resucitar (algunos) a causa de sus irregularidades. Mientras tanto, Roger con altibajos siguió disputando finales. Y se quedó con la mayoría de ellas.
A veces, parece que le sobrara. Y que incluso se dejara perder para hacernos creer que el partido es parejo. Las finales perdidas frente a Nadal abren el crédito al resto del circuito, sin embargo cuesta imaginarlo en el 2do o 3er lugar en el ranking.
¿Se trata de un tenista extraordinariamente bueno o simplemente bueno frente a rivales mediocres? Generalmente, son estos los grandes cuestionamientos sobre los deportistas, sea a nivel individual o en equipo, cuando arrasan con las estadísticas a la espera de una caída contundente y bochornosa.
A mí en cambio, me parece tan genial su estilo de juego y su seriedad deportiva que prefiero seguir apostando, aunque se pague poco, por su aburrida hegemonía.

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