
Luego de ser oficial su regreso, pero antes de volver a verlo con la 10 azul y oro puesta, yo festejo feliz por la vuelta de Román. Aunque haya venido a préstamo y por sólo seis meses (o cuatro y medio). Aún sin saber si su nivel será exelente, regular o malo. Incluso si finalmente Boca no logra ganar el Torneo Clausura o la Copa Libertadores.
Para mí lo importante es que está de nuevo en el fútbol argentino, y particularmente en Boca. Poco importante me resulta el monto de la operación del préstamo. Actualmente Boca puede asumir un riesgo económico semejante. Y futbolísticamente necesita un jugador como Riquelme, casi tanto como Macri en el plano dirigencial (aunque esto último a mi me importa nada).
Lejos de toda discusión relacionada al éxito o el fracaso con el que se intenta separar a los jugadores buenos de los demás, festejo este regreso. Riquelme es un jugador que invita a ver el buen fútbol, a disfrutarlo.
Me parece bueno tener en cuenta que con este regreso en cierta forma, JRR está enfrentando a las críticas fáciles y amarillistas. O acaso esto no es un gran desafío para él? Especialmente acá en Argentina, donde el periodismo suele juzgarlo más duro.
Después de la eliminación en el Mundial de Alemania, Román pasó a ser el villano de turno. Tal cual como les tocó ser en Francia 98 a Orteguita por el cabezazo a Van der Sar, y en Japón-Corea 2002 a la Bruja Verón, por el gesto a Bielsa.
También por eso, me manifiesto a favor del coraje de Riquelme al aceptar volver. Sabiendo cómo son las reglas del juego, se esperará de él que demuestre ser el mejor de acá a Junio. De lo contrario, se le pedirá el destierro, se lo acusará de mercenario y será tan despreciado como Menem o Videla.
A pesar de todo eso, como alguna vez te dijo Bianchi: Román, vos hacé lo que sabés.
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