Cómplices o culpables?

Me atrevo a decir que Anibal Ibarra y Luis María Aguilar actuaron de manera similar en situaciones parecidas aunque con distintas consecuencias.
Luego de la tragedia de República de Cromañón el por entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se encontró desnudo de palabras y argumentos para enfrentar al tristemente célebre suceso. Comenzó haciendo rodar cabezas de funcionarios que tenían responsabilidades “directas” en relación a la seguridad en los locales bailables nocturnos. Finalmente, terminó afrontando un juicio político que lo alejó de su cargo oficial.
Por estos días, el máximo dirigente de River Plate, entidad social y deportiva (como él mismo se encarga de repetir siempre que le resulta oportuno), me está haciendo recordar al ex fiscal y Jefe de Gobierno.
Haciendo silencio durante toda la semana, luego del escándalo que milagrosamente sólo terminó con un herido de bala y algunos otros de elementos cortantes. Esta semana decidió romper el silencio, luego de tomar la decisión de expulsar como “socios del club” a los miembros de la barra brava que participaron de los actos de vandalismo.
La sentencia de Aguilar, (aunque tarde, bienvenida) merece una lectura demasiado demagoga de su parte.
Qué hubiera ocurrido en caso que hubiese sido victima de los hechos algún socio común y corriente que anduviera cerca del lugar? Se hubiera permitido la dirigencia de River expresarse con la misma ligereza de culpas?
Estos gestos de connivencia resultan de lo más habitual por parte de los dirigentes del futbol argentino para con sus respectivas barras bravas. Es muy probable que también ellos mismos sean víctimas de los aprietes y las amenazas en caso de no ponerse de acuerdo con las necesidades de la patota tribunera. De todos modos, tampoco eso justifica convertirse en sus complices silenciosos.