En esta ocasión, como ya mencioné en esta entrada, es una pena que Brasil no llegue con todas sus estrellas. Es indudable que sin la ausencia de sus figuras más destacadas, el partido del domingo 15 sería mucho más apasionante aún. Pero de cualquier modo ver a Brasil - Argentina en una final siempre es todo lujo para los seguidores de este juego.
El martes mientras se jugaba la semifinal entre Brasil y Uruguay, personalmente quería el pase de Brasil. Pero tan sólo porque quería enfrentarlos en la final siempre que Argentina le ganase a México al día siguiente. Sin embargo sentía a su vez una fuerte contradicción porque estaba muy entusiasmado con el cambio de actitud que demostraban los charrúas.
Si bien es cierto que el primer síntoma de aquello fue en el partido anterior frente al seleccionado local venezolano, fue muy interesante cómo planteó el juego con Brasil. Con el resultado abajo en dos oportunidades, y demostrando que puede ser protagonista como lo manda su historia. Al final, la serie de penales le dijo que no, pero la imagen con la que terminó la selección celeste merece reconocimiento y renueva las esperanzas para las eliminatorias del próximo mundial. Ojalá.

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