El deporte & el hombre

A partir de aquellas emotivas lágrimas de 15 grandotes abrazados con cara de niños y el posterior histórico triunfo ante el seleccionado local del viernes 7 de septiembre, ya nada será igual para Los Pumas. Ni tampoco lo será para el resto de los argentinos que aman este extraño deporte que se juega haciendo pases hacia atrás y pateando arriba del horizontal con una pelota ovalada.
Hace poco más de un mes, desde el comienzo del Mundial de Rugby en Francia, la palabra “Pumas” se ha instalado en todos los ámbitos y resulta muy “cool” mencionarla. Incluso hasta se chicanea con que este juego de 15 ya está desplazando al fútbol, monarca absoluto de los deportes en Argentina.
Sin dudas hay síntomas visibles de un significativo crecimiento del deporte argentino en general. En especial en aquellas disciplinas en las que se juega en equipo. Los logros mundiales obtenidos por el seleccionado nacional de básquet, o las grandes participaciones de Las Leonas en los torneos internacionales son algunos de los casos más destacados.
Semejante crecimiento sumado a la sequía de títulos por parte del fútbol argentino a nivel mundial, acorta la brecha entre éste último y aquellos. Aunque es utópico creer que el fútbol perderá alguna vez su liderazgo, existen posibles escenarios que podrían resultar favorables en muchos aspectos.
No es novedad que es el deporte una saludable actividad para desarrollarse como individuo en la sociedad. Desde hace muchos años el fútbol ha sido casi la única esperanza de crecimiento económico (o salvación, directamente) de las clases sociales más empobrecidas de nuestro país. Así, la oferta ha sido superada por la demanda en forma exponencial.
Por esto mismo, además de ser un orgullo deportivo este buen presente de Los Pumas, es un verdadero motivo de satisfacción saber que el rugby, como el básquet, el hockey, el tenis o cualquiera de los tantos deportes que existen, son lugares donde la formación personal y el sacrifio físico y espiritual tienen muchas veces su merecido premio.